El principio de continuidad hace hincapié en el hecho de que la adaptación de nuestro organismo al estímulo del entrenamiento es transitoria. Si el estímulo no sigue aplicándose de un modo continuado, nuestro organismo no dirigirá recursos a mantener la adaptación conseguida y ésta revertirá. Por el contrario, si se realiza la aplicación del estímulo de forma continuada, la capacidad recien adquirida se mantendrá en el tiempo.
Esto sólo quiere decir que, si entrenaste durante meses para correr 10 kilómetros en menos de 45 minutos, y una vez que lograste tu meta has dejado de correr, lo usual es que en de unas semanas pierdas la capacidad para volver a hacerlo. Por el contrario, si continuas con la misma práctica mantendrás la capacidad física adquirida para repetir dicho logro.